Jean-Michel Basquiat sigue convirtiendo en oro todo lo que toca. Un díptico suyo, exhibido estos días en la feria de Art Basel en la ciudad de Basilea (Suiza), va a venderse por 40 millones de dólares.
Aunque una sobredosis accidental de heroína le fulminó en agosto de 1988, con tan solo 27 años, Jean-Michel Basquiat sigue siendo un mito y uno de los artistas más cotizados del momento. Así lo demuestra la expectación que está despertando la obra exhibida de un Basquiat multimillonario en el retorno de Art Basel.
Hardware Store, así se titula la pieza, traída a Europade la mano de lagalería Van de Weghe de Nueva York . Es una sublimación vanguardista y naif de lo que dio de sí la cultura neoyorquina del grafiti en su momento de máxima efervescencia. En los primeros ochenta, cuando saltó por vez primera de los muros de extrarradio a las galerías gracias a francotiradores del arte urbano como el propio Basquiat. La obra había pertenecido hasta la fecha a un coleccionista privado de identidad desconocida. Y había sido exhibida en dos ocasiones, en el Whitney Museum de Nueva York entre 1992 y 1993 y en la parisina fundación Louis Vuitton entre 2018 y 2019.
Hardware Store, díptico de Jean-Michel Basquiat (1983).
Según el galerista Christophe Van de Weghe, el hombre que ha traído de vuelta al mercado este Basquiat genuino y poco menos que inédito.
“el díptico tiene una fuerza visual extraordinaria, es muy representativa de la crudeza y la intensidad de su autor: tras varios intentos infructuosos, he convencido a su propietario, que es un buen amigo mío de que ha llegado el momento de venderlo”.
En Hardware Store (un título que podría traducirse al castellano como Ferretería) están representadas las constantes del Basquiat más rupturista y callejero. El que irrumpió procedente de Brooklyn siendo aún un adolescente para iluminar los muros del Lower Manhattan y entrar en la órbita de Andy Warhol.
Para Joyce Li, redactora de la revista HypeArt,
“40 millones es una auténtica fortuna, sin duda, pero es probable que este Basquiat valga hasta el último centavo que se pida por él. Después de todo, ¿cómo ponerle precio a una obra tan representativa del que es ahora mismo el artista contemporáneo más cotizado a nivel internacional tras Pablo Picasso?”.
De alrededor de dos metros de alto por tres de ancho, el díptico combina dos lienzos, uno amarillo y otro azul. Sobre ellos el artista de origen haitiano desplegó sus habituales caras grotescas y cadavéricas junto a un texto, premonitorio, en que se especula sobre el “valor estimado” de la obra. Las cifras anotadas al margen (22, 23 y 24 ¿millones de dólares?) dan a entender que el artista apuntaba muy alto, pero en cualquier caso se quedó corto.
Arte comprometido, pero sin compromisos
El Basquiat reaparecido es uno de los buques insignia de una gran feria internacional que se reencuentra este año con su público, tras una edición de 2020 solo virtual por imperativo de la pandemia.
Art Basel, de la mano de su actual director, el franco-estadounidense Mac Spiegler, tocó techo en 2019 al reunir a más de 93.000 asistentes y 290 galerías de 35 países distintos, que en conjunto exhibieron obras de cerca de 4.000 artistas.
La feria más rupturista abre hoy sus puertas.
El par de eventos satélite con sello Art Basel, celebrados en Miami Beach y Hong Kong, llegaron también a su cénit por entonces, antes de que la crisis sanitaria hiciese imposible el salto cualitativo en cuanto a asistencia que estaba previsto para septiembre de 2020, el año en que el evento cumplía 50 años.
La actual edición vuelve a celebrarse en el recinto ferial de la ciudad de Basilea siguiendo un modelo mixto que combina exposiciones virtuales y muestras presenciales con aforo restringido. El lunes 20 de setiembre abrió sus puertas a profesionales, prensa especializada y coleccionistas y el público podrá acceder entre el viernes 24 y el domingo 26, fecha de la clausura.
Art Basel celebró su primera edición en 1970 y casi desde sus orígenes viene siendo sinónimo de arte contemporáneo radical, disruptivo y sin complejos. La feria suiza fue pionera en su día en la apuesta por el arte digital y performativo, dio visibilidad a la primera hornada de artistas de la primavera árabe, dedicó muestras monográficas al activismo ecológico y a las perspectivas de género. Además, ha sido capaz, en suma, de conciliar su carácter de evento comercial con el de plataforma impulsora y catalizadora de nuevas tendencias.
Una imagen del recinto en que se celebra Art Basel 2021.
Este año, la atención de los expertos se está centrando sobre todo en Unlimited, una completa muestra de proyectos multiformato a muy gran escala comisariada por vez primera por Giovanni Carmine, director del Museo de Arte de San Galo.
Carmine ha reunido un total de 62 instalaciones de artistas tanto consagrados como emergentes, empezando por el japonés Ryoji Ikeda. Con sus laberintos visuales y sonoros en que lo digital y lo orgánico conviven en un caos fértil, o la poeta y artista visual beirutí Etel Adnan, autora de vastos tapices minimalistas en los que el color recupera toda su integridad y su pureza.
Data-verse (2018), de Ryoji Ikeda.
La empresa de servicios financieros UBS, uno de los principales socios de Art Basel, contribuye esta vez con Reimagining: A Better World. Una muestra híbrida (hay tanto obra física exhibida en el recinto como una versión virtual bastante más amplia) en la que artistas como el fotógrafo conceptual irlandés Richard Moss, la estadounidense Catherine Opie o el cotizadísimo arquitecto y performer argentino Tomás Saraceno reflexionan sobre fenómenos contemporáneos. Con ellos plantean retos de consecuencias imprevisibles, del cambio climático a la inmigración masiva pasando por la crisis energética.
Una muestra de arte urbano en las calles de Basilea.
En cuanto a Parcours, el programa de arte participativo y de acceso libre con el que Art Basel se abre desde principios de este siglo al conjunto de la ciudad de Basilea, este año va a contar como plato fuerte con una intervención en la plaza cívica del recinto ferial a cago del británico Monster Chetwynd. El artista, célebre por sus anárquicos y festivos actos de agitación cultural, casi siempre a cargo de actores y bailarines con estrambóticos disfraces de papel maché.
Point of no Return (2019), de Ryoji Ikeda.
Bajo techo, pero también en el marco de Parcours y en distintos escenarios distribuidos por toda la ciudad, podrán verse los impactantes bocetos sobre racismo y violencia de género de la norteamericana Kara Walker. O los autorretratos con vocación de enigma visual de la fotógrafa y cineasta Cindy Sherman. Artistas de toda índole que no han querido perderse, en fin, el reencuentro con su público de la feria de arte más rupturista del planeta.
¿Cuándo?: 24 a 26 de septiembre en jornadas abiertas al público.
¿Dónde?: Recinto ferial de Basilea (Messe Basel), Suiza.
