En el corazón del valle sudafricano de Franschhoek, una granja regenerativa ofrece una escapada sostenible, invitando a los huéspedes a conectar con la naturaleza.
La región sudafricana de Franschhoek es conocida por albergar algunos de los mejores viñedos del mundo. Yo vine a estas montañas por un motivo distinto, el turismo regenerativo. Había algo casi hipnótico en la forma en que se erguían, tan seguras de su belleza, como si conocieran los tesoros que yacían a sus pies.
A poco menos de una hora en coche del vibrante pulso de Ciudad del Cabo, me encontré ante una discreta valla de hierro, sin ningún anuncio, y casi oculta por la vegetación salvaje. Estoy segura de que no era una coincidencia. Era una advertencia tácita, que susurraba que quien se atreviera a cruzarla tendría que entregar su cuerpo y su mente a lo que le esperara más allá.
Las vistas desde el cielo de la granja sudafricana. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse. Adel Ferreira
Había llegado a Sterrekopje, una lujosa granja de estilo holandés del Cabo, donde la única instrucción era llegar con la mente abierta para detenerse y escuchar: a la tierra, al cuerpo y al alma.
La llegada a Sterrekopje: una estrella sobre la colina
Podría resultar tentador describirlo como un hotel de bienestar todo incluido o un retiro reparador, pero en realidad no es nada de eso. Es una granja de cinco generaciones. Una de las más antiguas de la región, que aún conserva su nombre original en Afrikaans, que significa «Una pequeña estrella sobre la colina». En mis palabras, un paraíso sostenible, la prueba viviente de que es posible desafiar el status quo y disfrutar de la vida de otra manera.
Entrar en esta granja de 50 hectáreas, que data del siglo XVII, es como entrar en una época en la que la naturaleza reinaba sobre todas las cosas. Pintoresca y rica en historia, pero a la espera de ser explorada.
La zona del boticario. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
Aunque la granja ha sido restaurada, sigue arraigada a las prácticas ancestrales que le dieron forma. Más de 60 plantas autóctonas y patrimoniales se cultivan cuidadosamente mediante agricultura regenerativa. En el centro de la propiedad se alza la casa señorial de 1694, que alberga una botica donde se elaboran tés y aceites de forma artesanal, y un spa donde se ofrecen tratamientos holísticos que incluyen baños en lagos salvajes.
Una granja biodiversa
Cada día comienza con una cosecha, en la que los huéspedes pueden participar, recogiendo los regalos que la fértil tierra ofrece en abundancia. Aquí, la sostenibilidad no es una práctica; es una forma de vida, entretejida en cada aspecto y actividad de la granja. Lo llaman «de la tierra al alma», una invitación a experimentar de primera mano la generosidad de la naturaleza.
El lago. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
La granja provee para todos los sentidos. Infusiones de hierbas recién hechas, aceites naturales mezclados para el spa, ingredientes frescos para los exquisitos platos a base de plantas, e incluso los manojos de lavanda que perfuman las once suites de huéspedes, conocidas como los santuarios.
Nada ocurre a puerta cerrada. Incluso la cocina está completamente abierta para que todos puedan verla y experimentarla. La chef de la casa me admitió que cocinar frente los comensales le resultaba extraño al principio. Pero pronto le quedó claro que un lugar tan profundamente arraigado en la conexión no podía funcionar detrás de muros.
De izq. a drcha.: la cocina, la zona de comidas y la recogida de alimentos. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
No hay un menú fijo. Cada comida es el reflejo de la cosecha del día, los huevos que ponen las gallinas, los productos de temporada y los ingredientes locales que la Chef recoge al visitar pueblos cercanos.
Un hogar para la mente
Por si la belleza del exterior no fuera suficiente, la casa de huéspedes es un paraíso para los amantes del diseño de interiores. Una atrevida selección de tonos tierra, materiales naturales y objetos artesanales cuenta una historia de inspiración global. Cada rincón tiene un significado. Paredes adornadas con fotografía contemporánea, frescos pintados a mano por artistas locales y vajillas moldeadas en su propio taller de cerámica.
De izq. a drcha.: el santuario para descansar, el baño con vistas, y la sala de estar. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
Uno de los principios de Sterrekopje es la nutrición, no sólo del cuerpo, sino también de la mente. A través de su cuidada biblioteca, el espacio ofrece la oportunidad de explorar ideas y conectar con nuevos autores. Mi mirada se fijó al instante en Seasonal Quartet de Ali Smith, y en el libro de arte de Osei Bonsu, African Art Now.
La vida aquí se desarrolla con tranquilidad. Cada actividad es un acto de intención. Descansar, jugar, aprender, crear, crecer, perdonar, conectar, quedarse quieto o dejar ir: cada momento es un retorno a uno mismo.
Redefinir el descanso y el propósito
Sterrekopje es un lugar donde la reflexión se produce de forma natural. Es un espacio lujoso que no hace alarde de su lujo. Un refugio de paz que no impone tranquilidad. Es comodidad que invita a ir más allá de los propios límites. Sea lo que sea, no hay prisa ni presión. Esas cosas se dejan tras la puerta de entrada.
De izq. a drcha.: La granja, el atelie y la yurta de meditación. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
Sin planes ni expectativas, sólo la libertad de seguir lo que tus sentidos anhelen. Tal vez moldear cerámica en el taller o crear arreglos florales. Quizás perderse por la granja, visitandonoslo los caballos, cerdos y gallinas. Tal vez sea darse un baño frío en el lago, un tranquilo paseo en kayak o quedarse junto a las chimeneas jugando a su emblemático backgammon hecho de cuero. O tal vez buscar un momento de introspección visitando la yurta secreta para practicar meditación.
Una nueva ola de lujo
Hace algún tiempo, hablé sobre el lujo de las sensaciones en lugar del lujo de la abundancia. El turismo regenerativo consiste en dejar un lugar mejor de lo que lo encontraste, y Sterrekopje ofrece exactamente esto.
Abrazando una forma de ser más consciente, buscando el bienestar tanto interior como exterior a la vez que honramos el entorno que nos rodea. Como bien dicen las fundadoras de la granja, Nicole Boekhoorn y Fleur Huijskens: «Es responder a nuestra llamada a la naturaleza».
El espacio natural donde conectar con uno mismo y desconectar del ruido del día a día. Crédito editorial: Sterrekopje Farmhouse.
Y así, mientras me marchaba, resonaba en mi mente I’m Glad There is You, de Duke Pearson. Una despedida melancólica a este testimonio viviente de lo que significa el nuevo lujo. Un lujo que significa viajar con conciencia. Revivir la vida. Honrar la tierra. Y recordar, siempre, que el viaje más mágico de todos es el que conduce hacia el interior.
