El Titanic retorna a la actualidad todos meses de abril. Año tras año se evoca en estas fechas la corta existencia y la enorme leyenda que rodea al crucero más fabuloso de todos los tiempos. Así que en Magazine Horse por donde navegan con regularidad los cruceros más elegantes de la actualidad, también vamos a hablaros del famoso buque. O más bien, queremos hablaros del Titanic Belfast el gran tributo que la capital de Irlanda del Norte ha rendido al barco más carismático salido de sus astilleros.
Fue el último día de marzo de 1912, cuando aquel prodigio náutico se hizo a la mar desde el puerto norirlandés rumbo a Southampton, donde embarcaría su primer y último pasaje. Ya sabemos que jamás llegó a su destino y que un iceberg en la madrugada hundió al gigante insumergible. Casi desde aquella misma noche de mediados de abril, la tragedia se convirtió en mito. Sin embargo, hubo un sitio donde el desastre se vivió con tal intensidad, que el duelo iba a durar un siglo. Hablamos de Belfast.
Inauguración del Titanic Belfast
El naufragio del Titanic tuvo graves repercusiones en la industria naval local y cuentan los lugareños que la ciudad entró en una profunda depresión. Así que durante mucho tiempo fue un tema tabú. Se puede decir que guardaron un luto durante 100 años. Pero decidieron pasar página y conmemorar el centenario por todo lo alto. Precisamente el 31 de marzo de 2012 se inauguró el Titanic Belfast.
Fue como desperezarse del largo letargo. Una obra grandiosa volvía a surgir en Irlanda del Norte. Ahora en forma de edificio varado en los viejos astilleros. Un gigante que también propone a sus visitantes un viaje, pero para navegar por la historia y por los mares virtuales del recuerdo. En definitiva, una cita ineludible desde entonces para los turistas en Belfast.
El exterior del Titanic Belfast
Darse una vuelta por el exterior del Titanic Belfast es el primer placer que proporciona esta visita. Al igual que le ocurriría a los pasajeros del crucero, también los visitantes del museo quedan impresionados por su monumentalidad. Un gran volumen con fachadas recubiertas por miles de placas de aluminio anonizado. Unas piezas que ofrecen un sinfín de brillos gracias a la luz y los reflejos del foso que rodea el edificio. De esta manera, el Titanic Belfast puede tener una piel metálica o simula ser agua de mar, y hasta evoca los temibles icebergs. Además de que se transforma en una gigantesca pantalla para ciertos eventos.
Se trata de un edificio cuya forma inevitablemente nos trae a la mente la proa de un barco. En realidad, varias proas, la del Titanic y sus hermanos el Britannic y el Olympic. Todos salidos de los vecinos astilleros donde todavía se alza el puente grúa con la H y la W que recuerda a Harland and Wolff, sus fabricantes.
Pero no solo la forma recuerda el mítico buque. También su altura, ya que tiene las mismas dimensiones que la propia proa del Titanic desde la quilla hasta la cubierta. Hay otros muchos detalles que unen edificio y barco. Por ejemplo, en ambos hay capacidad para el mismo número de ocupantes. Ni más ni menos que 3.547.
El museo
Las sensaciones que provoca el edificio proyectado por el arquitecto Eric Kuhne son la preparación idónea para adentrarnos en las seis plantas en las que se desarrolla el montaje museográfico del Titanic Belfast.
Para definir esta visita la palabra más apropiada es inmersión. Se hace un recorrido que nos lleva a la ciudad de Belfast de comienzos del siglo XX. Así comprendemos que suponía la creación de un barco como el Titanic. Luego descubrimos como se creó el gran buque, algo realmente impresionante teniendo en cuenta los medios del momento.
Y finalmente nos damos un paseo por el mítico barco. No solo por su famosa escalera y sus salones donde la música sonó hasta el último minuto. También por los diferentes tipos de camarotes, por sus cubiertas, sus salas de máquinas,… Recorremos todo el crucero, descubrimos sus secretos, nos fascinamos con él y deseamos haber vivido aquella experiencia única. Si no fuera por su final, ya que de la historia llegamos al presente, y lo hacemos de una forma espectacular, oyendo los últimos mensajes de SOS del Titanic y haciendo una conexión en vivo con los restos del barco. Espeluznante.
El Titanic Hotel Belfast
Ya hemos dicho que el Titanic se construyó en los astilleros Harland and Wolff. Pues bien, uno de los edificios de aquella compañía, en concreto sus oficinas de dibujo, todavía se levanta junto al Titanic Belfast. Un inmueble histórico del siglo XIX, que tras muchas vicisitudes, hoy en día está perfectamente restaurado y transformado en un elegante hotel.
Su nombre no podía ser otro que Titanic Hotel Belfast. Y de alguna forma alojarse en cualquiera de sus más de 100 habitaciones es acercarse a la experiencia de viajar en el histórico crucero. El hall, los salones o cada una de las habitaciones nos trasladan a esa época. Abundan los detalles y decoraciones de aquellos años, por lo que casi es una extensión del museo vecino.
El Titanic Quartier
La construcción del Titanic Belfast ha supuesto recuperar una área industrial olvidada. Se ha aprovechado para configurar el que se ha llamado Titanic Quartier, uno de los barrios más visitados y boyantes en la actualidad de Belfast.
Son cada vez más los atractivos que ofrece la zona. Y entre ellos destacamos los cercanos estudios cinematográficos Titanic. Aquí ya se han rodado varias producciones, y la más famosa de todas: Juego de Tronos. La serie de televisión ha convertido a muchos otros lugares de Irlanda del Norte en un gigantesco plató. Y de hecho, contemplar esos escenarios es hoy el gran reclamo turístico del país, con unas cifras increíbles. Quizás tú pienses viajar a esta porción del Reino Unido para conocer in situ esos lugares. Si es así, ¡perfecto. Pero guarda un día, al menos, para visitar la capital norirlandesa y sumergirte en el impactante Titanic Belfast.