El Seven Seas Grandeur, estrena una colección de arte multimillonaria que incluye varios Picassos y el primer huevo de Fabergé expuesto a bordo de un buque de pasaje.
El nuevo barco de la naviera Regent lleva a bordo una colección multimillonaria de arte que totaliza 1.600 piezas, sobre todo de arte contemporáneo. Elegirlas, reunirlas y montarlas en los diferentes espacios de a bordo supuso un trabajo de dos años para un equipo especializado. Este ha recorrido galerías de varios continentes y contactado directamente con artistas y diseñadores para comprar o encargarles directamente obras nuevas.
Art Experience: la aplicación para conectar con la obra y el artista
Las obras podrán disfrutarse a simple vista en las suites, los accesos a los restaurantes, áreas comunes, salones, halls o zonas de acceso. Encontrarse con ellas sin más es algo frecuente que deja mayores o menores sensaciones, aunque en este caso se ha querido dar un paso adelante en la interacción entre la colección y quien la observa, pues esta naviera ha querido realizar un recorrido artístico por el barco, la Art Experience, disponible a través de la aplicación móvil de Regent.
Se trata de una experiencia inmersiva e interactiva para que los viajeros se conecten, no tan solo con la obra de arte, sino también con el, o los artistas que crearon la pieza que se está observando. La intención es seguir un recorrido o hacerlo a ratitos para tener un análisis y más información sobre las obras expuestas en los espacios principales del buque.
“Con cada nuevo barco, nuestro equipo trabaja incansablemente para identificar y obtener la gama más impresionante de obras de arte, creando una colección que sería envidiada por la mayoría de los museos modernos, para garantizar que el tiempo a bordo de nuestros huéspedes sea lo más enriquecedor y estimulante, como su tiempo en tierra”.
dijo Andrea DeMarco, presidenta de Regent Seven Seas Cruises.
Además de profundizar en el arte que les rodea, los viajeros de Regent pueden utilizar esta misma aplicación para informarse del programa diario a bordo, ver las excursiones en tierra, la oferta gastronómica o el directorio telefónico y de servicios del barco.
La joyas de la corona
Entre las 1.600 esculturas, fotografías y pinturas expuestas a bordo, destaca, por ejemplo, el bonsái cerezo creado por Savoy Studios para el barco. Hecho en bronce y vidrio fundido a mano, es una joya que preside y supone toda una experiencia para quien accede al Pacific Rim, el restaurante panasiático del Grandeur.
Otra obra que destacar y que es prácticamente inevitable dejar de mirar es del brasileño Walter Goldfarb. Se llama el árbol encantado. Es un tapiz de 12 metros de altura que preside un altísimo atrio. Los ascensores acristalados que pasan frente a él o las terrazas de los diferentes puentes que dan a este hall de varias alturas permiten tener diferentes perspectivas sobre la obra de Goldfarb mientras se navega… o se está en puerto.
Pablo Picasso también está a bordo. Lo está con tres litografías expuestas en el restaurante Prime 7, una parrilla clásica de gusto 100% estadounidense, que es la nacionalidad principal de los viajeros de la naviera. Las obras, en forma de litografía, se llaman ‘Toros y Toreros’, ‘Antes de picar al toro’ y ‘Picador picando al toro, con matador tranquilo’. Las tres pretenden mostrar la belleza de los trajes de los toreros y sus movimientos junto al poderío de los toros como patrimonio español.
La escultura de acero inoxidable del artista pekinés Zheng Lu “Agua goteando – Cascada” se encuentra en Serene Spa ¬ Wellness en la cubierta 5.
El huevo Fabergé llamado ‘Journey in Jewels’
Finalmente, la obra más destacada de la colección exhibida a bordo la más exclusiva: un huevo de Fabergé diseñado específicamente para el barco donde estará permanentemente expuesto. La apuesta de la naviera por esta legendaria marca y viceversa tiene una buena razón de ser: Sarah Fabergé, fundadora de The Fabergé Heritage Council y bisnieta de Peter Carl Fabergé fue la madrina del barco, que se bautizó oficialmente en el puerto de Miami el pasado mes de diciembre.
El nuevo huevo de Fabergé, que será el primero que ‘viva’ en un barco. El cuidadísimo diseño interior y los mecanismos de esta pieza única hacen que esta naviera suba un escalón más en el concepto de los viajes de lujo en el mar.
Características del barco y su gastronomía
Son 551 tripulantes quienes atienden a 746 huespedes en 375 suites, una ratio de altísima calidad, tanto en la proporción entre pasajeros y profesionales como en la disponibilidad de metros cuadrados para quien viaja en el Seven Seas Grandeur.
Como opciones para descansar, navegar y vivir a bordo, quien viaje en este novísimo buque puede elegir entre 15 categorías de alojamiento: desde cabinas que van desde los 29 m2 hasta los 412 metros cuadrados que tiene la estancia más espectacular, llamada Regent Suite, con todas las opciones de alojamiento intermedias entre ambas categorías. Al margen de las diferencias en cuanto espacios, a estas estancias les une un diseño que evoca sensación residencial y de lujo clásico, aprovechando, sobre todo, la luz natural.
Los espacios comunes de gran calidad, la gastronomía de altísimo nivel en diferentes espacios, el relax y el placer están asegurados a bordo gracias a unos estándares de calidad que hacen que la auto considerada “la naviera más lujosa del mundo”, no esté lejos de ese reclamo.
Para comer a bordo, hay que destacar que el restaurante principal, llamado Compass Rose, se especializa en gastronomía regional según el destino y también ofrece cocina internacional en un gran espacio en el que destaca un gran candelabro de luces entrelazadas que replican árboles en un bosque encantado.
El restaurante panasiático Pacific Rim con especialidades culinarias de Asia con platos como chuletas coreanas de cordero a la parrilla, verduras de todo tipo salteadas al wok y setas eryngii en un espacio de una tenue iluminación y con una decoración abstracta basada en las flores de loto.
Con gastronomía de lujo en alta mar, la mixología de sus bares, unas excursiones meticulosamente diseñadas, maravillosas obras de arte, un Spa & Wellness exquisito, un excelente servicio y el cuidado en todos los detalles, hacen que el viajero tenga una experiencia única que implica que su crucero sea como un viaje hecho a medida.