Sagrada Barcelona es la primera marca de lujo cien por cien filantrópica. Un proyecto que nace de la mano del empresario de los Emiratos Árabes Unidos, Aamer Abdul Jalil, afincado en Barcelona desde hace ya unos años y que se ha comprometido a donar todos los beneficios de esta nueva iniciativa a causas sociales. “Por el Bienestar Pediátrico” de la Fundación Barça es el primer programa que se verá beneficiado.
Hace tan solo unos días, la empresa Sagrada lanzaba su primer producto, un perfume-joya inspirado en la singular arquitectura de Barcelona y que está valorado en 1.600.000 euros. La extraordinaria pieza es toda una obra de arte que aúna diseño y perfumería.
Un perfume-joya inspirado en la ciudad de Barcelona
El diseño se inspira en la naturaleza y las formas orgánicas modernistas propias de algunos de los edificios más icónicos de la ciudad condal. Se estructura en forma de pirámide sirve de base a los perfumes pero se aleja de las líneas rectas y busca un movimiento orgánico y fluido que recuerda a las olas del mar mediterráneo y a la liquidez y el fluir de los perfumes que sustenta.
Desde la joyería Bagués Masriera, creadores de la pieza, declaran que:
La profusión de detalles y el virtuosísimo técnico y creativo toma forma en materiales como el vidrio, la plata, el oro, el esmalte y las piedras preciosas. Para el esmalte se han precisado dos técnicas: por un lado, el plique-à-jour, empleado en la realización de las vidrieras modernistas, y, por el otro, el champlevé, que proporciona un acabado muy similar al del trencadis, tan característico de la arquitectura modernista.
El color es también protagonista de nuevo en representación de la vibrante y colorida ciudad en la que se inspira. El esmaltado al fuego produce un efecto muy similar al de los mosaicos cerámicos y las vidrieras que inundan los edificios de Barcelona. Los cuatro colores presentes en la pieza, así como los cuatro medallones que la conforman, representan los ingredientes de cada uno de los perfumes, inspirados, a su vez, en las estaciones.
Cuatro estaciones, cuatro fragancias
El perfumista Jimmy Boyd, la nariz del proyecto, afirma que:
Los perfumes-joya de Sagrada nos acercan de una manera singular y de la forma más pura que existe a la emblemática capital catalana. Hay mucho que contemplar más allá de las formas y los colores, y hay otras formas de transmitir, como con una esencia.
El prestigioso perfumista se ha inspirado en cómo viven los barceloneses durante las cuatro estaciones del año para escoger los aceites esenciales que dan forma a las fragancias. De este modo, cada uno de los perfumes combina una familia olfativa según la estación que quiere reflejar: frutos secos y chocolates para el frío invierno; neroli y flores de la tierra para un verano fresco y dinámico; rosas y jazmines para la primavera; y plantas aromáticas procedentes del bosque del Montseny para el otoño.
18 ingredientes son suficientes
La creatividad de Boyd ha ido más allá de los aromas. Cuenta que, aunque un perfume clásico ronda entre los 70 y 150 ingredientes, cada perfume de los diseñados para esta excepcional pieza de Sagrada Barcelona se ha elaborado únicamente con 18 componentes.
Gaudí, la figura modernista por excelencia en la ciudad, tenía un innato sentido de la geometría y en sus obras encontramos múltiples elementos numerológicos… muchos de ellos son todavía un enigma. Hemos tomado como referencia una de las cifras más presentes de las obras del artista catalán, el 18, acotando el número de componentes de cada perfume a esta precisa cantidad.
Sagrada Barcelona ha lanzado un producto singular que, aún formando parte del mundo del lujo y la exclusividad, pretende influir en la sociedad a través de proyectos filantrópicos. Una forma para su fundador de dar las gracias a su ciudad de acogida y una oportunidad para crear una obra de arte.