A punto de celebrar 40 años en la moda, Roberto Verino se erige como uno de los máximos defensores del slow fashion, la moda sostenible y los armarios emocionales en tiempos de nomadismo urbano.
Roberto Verino es el resultado azaroso y a la vez determinado de un viaje de largo recorrido. De París, donde aprendió el oficio y se contagió de la rebeldía iconoclasta del mayo del 68, a Barcelona y los paseos vespertinos con el maestro Pertegaz que todavía recuerda, ambos maravillándose ante lo inadvertido. De la arquitectura racionalista, su pasión por Frank Lloyd Wright, al campo eterno, las tierras do Gargalo que se filtran a la tela en su universo cromático, y definen los colores de sus colecciones.
Roberto Verino, más allá de la dualidad entre creador y empresario, está provisto de múltiples visiones. En los últimos años se ha convertido en referente de la slow fashion: “defiendo la sencillez de un diseño, la calidad de una materia, un colorido atemporal, además de la funcionalidad de unas propuestas de larga duración». La sostenibilidad no es una etiqueta ni una fibra;
Lo mas sostenible es un consumo razonable, es un armario inteligente, y emocional”, me cuenta en una conversación para Horse.
Este mes de septiembre desfiló en Madrid, en el Museo de Escultura al Aire Libre de La Castellana, con el apoyo especial del proyecto MCDM del Ayuntamiento de Madrid, acompañado por Dora Casal, Directora Ejecutiva de la firma, y Cristina Mariño, Directora de Marca de la misma. Se trataba de colecciones cápsula –él ya no las hace interminables– que desfilaron fundidas con el paisaje urbano. Su objetivo: moda flexible, que no sea monolítica y que se caracterice por un simbolismo personal, que nos haga conectar con nosotros mismos.
Cristina Mariño, hija de Roberto, recuerda que siempre ha estado pegada a su padre: “Nací en la empresa” -afirma-. Se mostraba como la más crítica de la familia, aunque admiraba enormemente la capacidad de crear de su padre. De pequeña quería ser modelo. “La he estado preparando –me cuenta Verino– para que conociera todos los entresijos de la empresa, desde el punto de venta hasta el diseño. El marketing y la comunicación son sus fuertes”. Dora es hoy la directora ejecutiva, “y yo sigo siendo el creador –continúa–, el que hace las colecciones con mis colaboradores de siempre: María del Valle –su mujer– y Eulogio Ventoso”.
Hay una idea del creador que me atrapa por su belleza: “Amo las cosas que te caben en una mano. De un libro a una manzana, un jabón, un anillo”. Y las ama con los cinco sentidos, pero sin altavoces. “La humildad es una forma de entender la vida”, sentencia.
¿Y cómo es ese armario emocional?
Cuando hablamos de armarios emocionales nos referimos a que, cuando abrimos sus puertas, sentimos que nos están contando cosas. Cada prenda es como un diario donde anotas lo que te ha sucedido, lo que has renovado en tu vida. En alguna ocasión me encuentro a gente en la calle que me dice “no sabe lo agradecida que le estoy al haberme casado con un vestido suyo con el que fui muy feliz”. Se tratan de vinculaciones espontáneas que favorecen una conexión casi mágica, y ello me hace estar deseoso de conectar con más personas.
¿La moda todavía es entendida como algo superficial?
El consumidor que se siente cuidado, se vincula. La fidelidad consiste en darles prueba de sensatez, de que pienso en ellos, para aportarles soluciones a sus necesidades y que puedan ser felices con la moda. Existe una gran diferencia entre vestirse para taparse y vestirse para disfrutar… y ahí es donde he querido que los clientes vean la ventaja de mejorar su autoestima, quiero creer que todos los debemos de conocer, cuidar, pero también aceptar. Y disfrutar.
¿Qué tiene que ver con Amancio Ortega?
Coincidimos en algunas cosas: cada día vamos al trabajo, conservamos los mismos amigos que tenemos de pequeños, comemos con la gente de la fabrica…
En su declaración de intenciones defiende la sosteniblidad, la artesanía y la producción racional…
Llevamos tiempo insistiendo, pero para llegar a filtrar el mensaje se precisan rotundidad y reiteración. Ha quedado demostrado que la moda, la tendencia de la sostenibilidad es muy potente, pero las empresas tradicionales creen que es una etiqueta, una fibra. No entienden que lo mas sostenible es un consumo razonable, y es un armario inteligente. Eso hace que te vincules más a tu consumidor. Gracias a mis clientes fieles he sido capaz de aguantar en los periodos mas difíciles de la crisis. Al principio me decían que producir menos iba en contra de la lógica, pero yo en cambio me mantenía: lo que hay que defender que la sencillez de un diseño, la calidad de una materia, el colorido que se convierte en atemporal y la funcionalidad de las propuestas. Tiene que ser de larga duración.
Entabla, pues, una conversación con sus clientes.
Sí. El consumidor se siente cuidado, le das muestras de sensatez y de que piensas en ellos, para darles soluciones a sus necesidades y que puedan ser felices con la moda. ¿Vestirse para taparse o vestirse para disfrutar? Ahí es donde quiero que los clientes vean la ventaja de mejorar su autoestima, Y disfrutar. Cuando vistes a alguien para que lo importante sea la persona, no una imagen, estas consiguiendo de forma individual un colectivo que te es fiel porque su personalidad sale reforzada. Cuando el producto se ha hecho viejo, les cueste deshacerse de él. Ha formado parte de tus emociones… a través de esta vinculación tanto etérea, la hago feliz.
Le horrorizan las tendencias, ¿está en contra de la moda-disfraz?
Hay personas que necesitan significarse de forma estrambótica y van como drag queens, exageran aspectos que no son los convencionales… A mí me horripila la gente que se disfraza siguiendo las tendencias aunque haya cosas que no le favorezcan, que no le convengan. Se nota que representan papeles que no les corresponden… y eso demuestra que no es auténtico. Hay gente que necesita hacerlo porque no está segura de sí misma, y me da mucha tristeza…
¿Es contrario a la utilización de las pieles?
Utilizo materiales que son aprovechamientos de mataderos industriales y que cumplen una función. A mí los pelos me gustan poco… Hay cierto papanatismo en este tema, porque algunos defienden la piel artificial, pero ésta es más contaminante, ya que se trata de derivados del petróleo. Ahora, hay gente que se horroriza ante la contaminación del planeta, y luego viaja en su jet privado.
Con su última colección, Nomadismo, Roberto Verino se aleja del ornamento, otorgándole a la prenda la importancia de ser ella misma. Como las mujeres y los hombres a los que viste. Nosotros celebramos su don de hacer sencillo lo difícil, y de impregnar de nobleza el oficio de la moda.