«Un sweater de lana es tan cruel como un abrigo de visón». Con esta afirmación, PETA se posiciona ante un tema no poco controvertido: el del uso de las pieles en la industria de la moda y el movimiento fur free.
Cuentan que un día, allá por 1996, Anna Wintour (directora de Vogue) estaba comiendo en un restaurante de Nueva York cuando el camarero, en realidad activista, le sirve, nada más y nada menos, que un mapache muerto. Veinte años después, las pieles siguen muy presentes en las pasarelas y el debate sobre su uso con la misma incandescencia, sobre todo ahora que las grandes firmas se van sumando poco a poco al movimiento fur free.
Gucci, una de las últimas incorporaciones al movimiento fur free
Gucci ha sido el último en unirse a una larga lista de marcas que aplican una política anti-fur. Una decisión que contrasta enormemente con el uso de las pieles a lo largo de su historia y, sin ir más lejos, en sus últimas colecciones. Recordemos el boom de los mocasines con los talones descubiertos y pelo en el interior de la pasada temporada de otoño-invierno.
El responsable de este cambio es Alessandro Michele, que desde que asumió la dirección creativa de la marca en 2015, no ha parado de hacer cambios. La prohibición del uso de pieles en sus prendas entra en vigor a partir de la colección primavera-verano 2018.
Los tejidos fake: el nuevo tesoro
Pero, ¿en qué se basan las marcas para optar por una política fur free? ¿en la ética, la protección de los animales, en la racionalización de los recursos? Las motivaciones son diversas, aunque en lo que sí coinciden unos diseñadores y otros es en el valor que otorgan a los avances tecnológicos y a las aplicaciones que estos avances pueden tener sobre la moda y sobre la creación de tejidos fake cada vez más realistas.
Una vuelta de tuerca, un cambio de panorama con el que se desplaza la inversión (de las granjas a la ciencia) y que, como estamos viendo, tiene un alto nivel de contagio entre los integrantes de la industria de la moda.
Hace tan solo un año otra de las grandes firmas, Armani, anunció que dejaría de utilizar pieles animales para la elaboración de sus prendas. Pero esta política socialmente responsable no es algo nuevo. Ya vimos como en los años 90 el tema estaba en su máxima incandescencia. Calvin Klein se volvió fur free en 1994, Ralph Lauren en 2006, Tommy Hilfiger en 2007 y así con un largo etcétera de marcas que, antes o después, se han unido a estas. Vivienne Westwood, Hugo Boss o la española Adolfo Dominguez son algunos ejemplos.
Pero si hay una firma que se distinga por ser eco-friendly, por buscar alternativas responsables y por haber evitado desde sus inicios el uso de pieles animales es Stella McCartney. La diseñadora, vegetariana, ecologista y militante de PETA, se ha convertido en la cabeza de cartel del lujo verde.
El faux fur sigue en tendencia
Para otoño-invierno 2017 seguirá acompañándonos la tendencia del faux fur. Sisley ha lanzado toda una línea con siete modelos, por supuesto, de pieles sintéticas. Chaquetas, cazadoras, una bomber, un abrigo, un cubre hombros y un maxi chaleco son las piezas de esta colección colorida y preparada para un invierno que parece que no llega.
Las firmas se van sumando poco a poco a la política fur free y, aunque sigue habiendo opiniones diversas dentro de la industria, lo cierto es que la tecnología ha conseguido que los consumidores apenas notemos la diferencia entre las pieles de animal y las creadas artificialmente. Un hecho que puede hacer más fácil nuestra decisión de decantarnos por una u otra.