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Escrito por Tito Vivas, Director general de Sociedad Histórica
Viaje a la Kenia de Karen Blixen del 26 de DICIEMBRE 2015 al 4 ENERO 2016

Karen-y-Javier“Yo tenia una granja en África, al pie de las colinas del Ngong” es una de las frases más famosas que ha regalado la literatura romántica. Así comienza Memórias de África, la novela publicada por Karen Blixen en 1937 con el pseudónimo de “Isak Dinesen”, quien se marchó a Kenia con su marido a cultivar café y, tras su divorcio, vivió allí hasta 1931. Su relación con el cazador y amante Denys Finch-Hatton y su pasión por África durante aquellos años inspiraron la película dirigida en 1985 por Sydney Pollack y protagonizada por Robert Redford y Meryl Streep obtuviendo 7 premios Oscar.
El escritor Javier Reverte y la agencia de viajes Sociedad Histórica han organizado una expedición para revivir la unión que Karen estableció con África, los escenarios en donde transcurrió su vida en Kenia y las relaciones con Denys Finch-Hatton. Así transcurre esta aventura…
puesta de sol_Kenia_okUno tiene la sensación de que, de un momento a otro, Karen Blixen va a hacer aparición por la puerta del salón del Muthaiga Country Club. Como aquel cinco de abril de 1918, Blixen acudió al selecto club, lugar de reunión de la élite gobernante de expatriados de la metrópoli en el África Oriental Británica, para participar de la vida social que la colonia africana podía ofrecer. Allí conoció a Denys Finch-Hatton (Robert Redford), un apuesto y altivo cazador. No se sabe quién los presentó, pero quienquiera que fuese tuvo el tino de acertar con el momento ideal.
El club permanece hoy en la capital keniata brindando su mismo sabor ceniciento de antaño. Su amplia sala de estar, su bar y su comedor aun cobijan las ensoñaciones de los melancólicos viajeros.
Muthaiga Country ClubLa extensa hacienda de Karen Blixen (Meryl Streep) se ha convertido en un museo. De construcción pétrea, tejado rojizo y blanca carpintería en el idílico porche que rodea la casa, y con ventanales que se abren hacia las colinas. Sus muebles, libros, enseres y artefactos acumulados durante su vida africana aun jalonan los espacios y rincones, observando al viajero desde el otro lado del cordoncito rojo de terciopelo. Y una vez dentro, al igual que sucedía en el Muthaiga, se espera ver por los ventanales llegar al fantasma de Denys Finch-Hatton con su rifle bajo el brazo. O cruzar a algún pequeño kikuyu por el jardín, como afirmaba la escritora: “solía conocer a los hijos de mis aparceros porque trabajaban para mí en la granja y porque solían rondar mi casa, dejando a sus cabras pastar en el prado, a la espera de que ocurriera algo de interés”.
Karen Blixen HouseLos kikuyu era la tribu que vivía en las tierras de cultivo que adquirió el matrimonio a principios de 1914 utilizando dinero de la familia para establecer una plantación de café. Hoy son el grupo étnico más numeroso de Kenia, comprendiendo el 20% de la población total del país. Karen los describía como un pueblo “preparado para lo imprevisto y acostumbrado a lo inesperado. […] en buenas relaciones con el destino, porque toda su vida está en sus manos desde siempre; es su hogar, la penumbra familiar de la cabaña, el molde profundo de sus raíces”.
Kikuyus atardecerVecinos de los kikuyu y también protagonistas de la vida de Karen Blixen y Denys Finch-Hatton son los masai. Estrechos vínculos comerciales han mantenido un buen equilibrio entre ambas etnias. Solamente el colonialismo fue capaz de encharcar las relaciones entre ambos.
La danesa, apodada “la hermana leona”, fue respetada enormemente por sus gentes, por su condición humana, su inclinación al respeto de las tradiciones locales, el aprendizaje del idioma suajili y su labor como sanadora de enfermedades. Pero también por su pericia como cazadora, afición que compartió, o tal vez fue inspirada, con Finch-Hatton.
Masai danzaLa reserva de Masai Mara fue uno de sus cotos habituales debido a su rica fauna. La misma que hoy atrae hordas de turistas para avistar los «Cinco Grandes» (león, leopardo, elefante africano, búfalo africano, y rinoceronte negro). Una de las experiencias más curiosas es la de observar el «adumu», la exuberante danza masai, realizada cuando los jóvenes guerreros se convierten en «elmoranes», “el grupo más mimado de la sociedad masai”, según Reverte. Los muchachos han de saltar tan alto como les sea posible mientras sus madres cantan en homenaje a sus hijos. La tribu no duda en invitar a los entretenidos turistas a probar la cansada danza. Y siempre hay algún que otro atrevido voluntario.
Kilimanjaro2bajaAmboseli, la montaña más alta del continente, tiene pasaporte tanzano y es un palco V.I.P a los pies del Kilimanjaro.
5 Kilimanjaro1bajaNo obstante, aunque Finch-Hatton pasara grandes temporadas de caza por estos lares, si por algún lugar deambula su fantasma, ha de ser por Tsavo, el más grande de los parques de Kenia. Allí, Denys Finch-Hatton y muchos otros cazadores profesionales amasaron importantes fortunas organizando partidas de caza para excéntricos adinerados del primer mundo, que venían a reclamar sus casi obligados trofeos de marfil, pellejo o testa.
Memorias007El 14 de mayo de 1931, del pequeño aeródromo de la ciudad de Voi, en el corazón de Tsavo, despegó un biplano llamado Gypsy Moth. Lo pilotaba Finch-Hatton, y lo acompañaba su sirviente kikuyu Kamau en el compartimento trasero del fuselaje. Al poco de elevarse, la avioneta describió dos círculos alrededor del aeropuerto y, de pronto, se vino abajo, estallando en una nube de fuego que se llevó por delante la vida de ambos ocupantes. Fue Karen Blixen quien se encargó del sepelio de su amante, a pesar de que había hecho aparición en escena, por entonces, una nueva arista de un triángulo amoroso con Beryl Markham, entrenadora de caballos en Nairobi y gran apasionada de la aviación que comenzó una relación clandestina con él. De hecho, quien debía de ocupar la plaza de Kamau en aquel desdichado avión aquella mañana era ella. Pero Markham rehusó la invitación -según confesó en su libro- debido a un mal presagio de su instructor de vuelo. Hoy, el cuerpo de Finch-Hatton descansa en una cresta de las colinas Ngong, según su propio deseo.
6 PlaneLa siguiente parada de la expedición es Mombasa, donde “se capta casi de inmediato el carácter duro y vigoroso de la ciudad, […] irreductible, que la hace diferente de todos los lugares de África”, según se lee en El sueño de África. Allí se encuentra la estación del transporte más legítimo que puede emplear el viajero que busca reencontrarse con los fantasmas de la época colonial: el «Tren Lunático».
En 1895, el gobierno británico organizó un plan para abrir una línea férrea en el África oriental desde Mombasa hasta el interior de Uganda, en la cuenca del lago Victoria, atravesando el Valle del Rift. Una empresa casi utópica que Winston Churchill bautizó de “idea brillante”. Debido a los inestables puentes de madera, los enormes abismos, los precios prohibitivos que duplicaron el presupuesto inicial, las tribus hostiles (entre ellas kikuyus y masais, que veían como se expropiaban sus terrenos), los hombres infectados por cientos de enfermedades, y las fieras salvajes, el proyecto se ganó a pulso el apodo de «Lunatic Express», que le encajaba como un guante. Y aun así, se construyó.
7 Patterson ante el puente durante su construccion-bajaPatterson ante el puente durante su construcción
Sobre fieras salvajes e inestables puentes destaca la historia de otro de los fantasmas que ronda las noches sin luna del recorrido de este tren: el del teniente coronel John Henry Patterson. Este ingeniero del ejército británico llegó a Kenia en 1898 para ocuparse de la construcción de un puente sobre el río Tsavo. Y terminó pasando a la historia por ser el responsable de la muerte de dos leones devoradores de hombres que raptaron y devoraron a decenas de trabajadores de la construcción del ferrocarril. La mayoría de ellos eran «culis», porteadores y trabajadores con escasa cualificación trasladados por la colonia desde la India. Las dos fieras, hoy disecadas, se exponen en el Museo Field de Historia Natural en Chicago. Pero sus garras se quedaron como trofeo en el Museo del Ferrocarril de Nairobi, donde acaba este periplo en busca de fantasmas del pasado.
Patterson con el segundo de los grandes leones abatidoPatterson con el segundo de los grandes leones abatidos
Sobre el «Tren Lunático» Churchill dejó dicho que era “un claro ejemplo del arte británico de salir adelante”. Pero, tal vez, ese espíritu no lo hayan llevado a África los británicos, sino que los británicos lo han tomado de África. Karen Blixen, que se había acercado a la realidad africana con mucha mayor objetividad, entendió a la perfección el concepto de la «unidad de los contrastes»: “Dos unidades homogéneas nunca podrán formar un todo… Hombre y mujer se vuelven uno… Un botón y un ojal forman una unidad, un cierre, pero dos botones no sirven para nada”. Esta frase recoge el sentimiento de Karen al final de sus días: su vida no se puede entender si no es a través del contraste entre lo africano y lo europeo.
Los datos de viaje:
• Duración del viaje: 9 noches – 10 días
• Viajeros: Mínimo 10, máximo 20
• Fechas recomendadas: Todo el año. Durante los meses de junio a octubre suceden las grandes migraciones. Si se desea realizar el viaje acompañados por Javier Reverte hay que consultar disponibilidad con el autor.
• Precio: depende de las fechas, el número de pasajeros y los hoteles.
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