Sus diseños elegantes, puros, arquitectónicos, frescos y femeninos son el paradigma del buen gusto asociado a la época dorada de la moda. Toda mujer con clase de los 60 quería vestir sus prendas. Hablamos de Hubert Taffin de Givenchy, fallecido el pasado 10 de marzo. La firma que creó en 1952 y a la cabeza de la cual estaría durante más de 40 años se ha convertido en un referente a nivel mundial. Hoy le hacemos un homenaje con un repaso a través de la historia de la firma, de sus diseños y, en definitiva, de su legado para la moda.
Su historia comienza, como la de casi todos, en un pequeño taller en el que daba forma a sus creaciones. Unas creaciones que se verían influenciadas ya desde el principio por el saber hacer de Cristóbal Balenciaga, su gran fuente de inspiración. De este heredaría su forma de entender la costura y su manera de implementar la arquitectura a los diseños.
Audrey Hepburn, su musa
Pero si hay un nombre que va intrínsecamente unido a Hubert como diseñador y a la firma Givenchy este no puede ser otro que el de Audrey Hepburn. Ella, su gran musa y él, el artífice los diseños que la convertirían en lo que es hoy, un mito de estilo y elegancia.
El diseñador la vistió en más de 10 películas, entre las que se encuentran Sabrina o Una cara con ángel. El vestido negro de Desayuno con diamantes fue obra suya y en Cómo robar un millón hay una divertida conversación entre Hepburn y O’Toole en la que este intenta convencerla de que se vista con ropa más modesta «aunque sea para que Givenchy tenga una noche libre».
Pero no fue la única en confiar al diseñador su vestuario para las ocasiones más especiales. Entre sus clientas de la época destacaron Grace Kelly o Jackie Kennedy.
El diseñador dejó tras él una forma de entender la moda y una larga lista de prendas insignia, ya desde su primera colección. En su primer desfile, la modelo Bettina Graziani abrió el show con un dos piezas de falda y blusa blanca. Esa blusa se conoce hoy como “blusa Bettina” y se ha convertido en una de sus piezas más reconocidas. Así como el vestido saco, que introdujo junto a Balenciaga en su Colección Primavera-Verano de 1957.
Uno de los pioneros del prêt-à-porter
Su estilo clásico y atemporal nos hace olvidar su faceta moderna e innovadora, y es que a Hubert se le considera además uno de los pioneros del prêt-à-porter. Se especializó en realizar diseños de dos piezas, los “separables”, de forma que con menos prendas y combinándolas entre sí las mujeres pudieran crear looks diferentes para cada día. Su colección Givenchy Université sería su primera línea ready-to-wear de lujo, fabricada en París con máquinas de coser industriales importadas de Estados Unidos, todo un logro en los años 50.
Sinónimo de atemporalidad clásica, logró adaptarse al paso de los años hasta que, en 1988, vendió la firma al grupo LVMH. Unos años después, en 1996, Hubert de Givenchy dejó la firma a la que había dado su nombre. Tras él, llegaron a Givenchy: John Galliano, Alexander McQueen, Julien Macdonald, Ozwald Boateng y Riccardo Tisci, hasta la actual directora creativa de la firma, Clare Waight Keller.
John Galliano y Alexander McQueen, sus primeros sucesores
John Galliano fue el primero en recoger el testigo de Hubert, aunque el conglomerado tendría otros planes para él. Galliano se pondría al frente de Dior mientras que como director creativo de Givenchy le llegaría el turno a Alexander McQueen. Con ellos empezó la era del diseñador de moda como estrella del rock.
Si hay un desfile que se recuerda de la era McQueen en Givenchy es el de su Colección Primavera-Verano 1999. Más que un desfile, una performance en la que modelos compartían pasarela con dos robots que, llegado un cierto punto, rociaron con pintura a la modelo Shalom Harlow, que giraba en una plataforma vestida con un sencillo vestido blanco sujeto a ella por un simple cinturón. ¿Las prendas? Mucho más futuristas y sensuales de lo habitual en el diseñador.
¿Si le preguntaban a Hubert sobre sus sucesores? La respuesta era clara. De Galliano llegó a decir que no hacía moda, que solo estaba en el cargo para vender zapatos y bolsos y para crear espectáculo. Y es que, sin duda, tras la marcha de su fundador la firma dio un giro de 180º, un vuelco que se acentuó más si cabe con la llegada a la maison del hasta hace bien poco director creativo de la firma desde el año 2005, Riccardo Tisci.
Riccardo Ticci marca un antes y un después
El italiano consiguió devolver a la firma al centro de la actualidad. Como en los años 60 con Hubert, en los 2010, las celebrities visten Givenchy. Eso sí, las musas han cambiado. Kanye West, Jay Z, Beyonce o Madonna han sido algunos de los nuevos fieles de la firma. Pero si hay un nombre que va inevitablemente unido al del diseñador ese es el de Kim Kardashian.
Criticada o defendida, elegante o estridente, aprobada o no por el Givenchy original, lo cierto es que el papel de Tisci en la firma ha sido fundamental. Su estética hip-hop ha marcado una nueva época en el imaginario de la moda: la vuelta a la sudadera como objeto de deseo, estilo urbano, prints barrocos, camisetas oversize… ¿Su última propuesta? La Colección Alta Costura Primavera-Verano 2017.
Clare Waight Keller, nueva directora artística
La encargada de sustituirlo ha sido Clare Waight Keller, anteriormente al frente de Chloé y la primera mujer en estar al frente de la marca tras 65 años de historia. En su Colección Primavera-Verano 2018 ya se pueden atisbar las pinceladas de lo que marcará su dirección creativa. Un aire más relajado y estructural propio del lujo silencioso que la define y que la acerca a los orígenes de la firma.
Audrey Hepburn decía que los vestidos de Givenchy eran protecciones contra el mal. 65 años de historia, siete diseñadores diferentes y miles de prendas después, la firma sigue siendo un referente de la moda mundial.