Entrevistamos a Cristina Castañer, fundadora de la marca de bolsos sostenibles MyBestys

Cristina Castañer nos abre las puertas de su casa para hablar sobre moda, arte y creatividad, además de contarnos su proyecto más personal: MyBestys.

Cuando Cristina Castañer empezó su andadura profesional en la empresa familiar —la reconocida marca de calzado Castañer— seguramente no imaginaba que su destino estaría en otro lugar, en un proyecto más personal. MyBestys nació así, fruto de su amor por la creatividad y la necesidad de expandir la suya propia. Hablamos con su fundadora, una mujer que además de ser una pieza clave en el éxito de Castañer ha logrado crear un proyecto de moda basado en los principios de la sostenibilidad y la artesanía. Cristina nos recibe en su casa para hablarnos de MyBestys, arte, moda, música y de todo lo que le inspira, que son muchas cosas.

Esta entrevista surge a raíz de la participación de Cristina Castañer en la nueva shop de Juno House, una iniciativa que apuesta por ocho marcas locales en su kick off oficial y que busca ser referente en el sector de la moda en Barcelona.

MyBestys nace de una historia bonita; una especie de flechazo en una antigua fábrica de telas para colchones. ¿Cómo fue exactamente?

Fue una casualidad. Fui a esa fábrica, que la cerraban, y me quedé alucinada de que al lado de mi casa hubiera un tesoro así, con metros y metros de telas para colchones. Me cautivaron totalmente esas telas, su calidad y los colores, que estaban hechos con tintes naturales. Me entró un síndrome de que los quería poseer y empecé a comprar desesperadamente todo lo que pude. Lo fui guardando y me dije que lo tenía que enseñar. En aquel momento me pareció que lo más sencillo era hacer bolsos.

De hecho, venías de trabajar en la empresa familiar, los zapatos Castañer. ¿Cómo fue ese cambio?

Venía de una consultoría americana cuando empecé a trabajar en Castañer. Fueron unas circunstancias totalmente ajenas a mí, ya que mi padre murió en un accidente de coche repentinamente y yo sentí que tenía que ir a trabajar para la familia. Me parecía indispensable crear el concepto de tienda Castañer, porque no existía. Trabajé en todas las áreas de Castañer y creé una concept store, es decir, una tienda multimarca. Muchas clientas sabían que allí encontrabas cosas especiales. Me daba mucha satisfacción crear un mundo de calidad y creatividad.

Después de tantos años de trabajar en la empresa familiar, a raíz del Covid decidí hacer un parón y me fui a Menorca una pequeña temporada allí aprendí el valor de preservar la naturaleza y decidí empezar un nuevo proyecto: MyBestys.

¿Producís bajo demanda?

MyBestys es pequeño y complejo. Más o menos sí tenemos pedidos de algunos clientes y es bajo demanda, pero como por donde se vende más es en el online te tienes que arriesgar a tener un stock que vas vendiendo.

“Me cautivaron totalmente esas telas, su calidad y los colores, que estaban hechos con tintes naturales.”

¿Consideras que cada bolso es una pieza exclusiva?

Son ediciones limitadas porque tengo lonas lanas y pieles determinadas y llega hasta donde llega. Por otro lado, los forros o bien son de tela de camisa o de lino y todo está súper cuidado. En ese sentido, me gustaría decir que tiene un precio más que justo. A veces me molesta un poco cuando me dicen que soy cara. Los bolsos son unas joyas: cada uno está hecho con materiales que ya no existen en el mercado y unas calidades maravillosas. No produzco fuera de España. Son verdaderas joyas con una calidad de lujo. De hecho, ahora las grandes marcas están volviendo a esto, a la artesanía.

¿Cómo defines la sostenibilidad en el contexto de MyBestys y cuáles han sido los mayores desafíos que te has enfrentado?

La sostenibilidad en MyBestys es la esencia, porque cuando vi todas estas telas y les quise dar una segunda vida entendí que para mí eso es la sostenibilidad. Lo que quiero demostrar es que con los stocks existentes, se pueden crear muchas cosas, e incluso se puede hacer una marca.

La esencia de MyBestys está en crear cosas nuevas con materiales que ya existen, dándoles una segunda vida.
Yo defiendo que sin contaminar más se pueden hacer cosas muy bonitas.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que te has enfrentado en términos de sostenibilidad?

Los desafíos son cada día múltiples. Desde que me he lanzado a hacer MyBestys, en muchísimas ocasiones he pensado que estaba loca y que lo iba a dejar porque es un esfuerzo enorme.

Es verdad que soy una persona con muchísima experiencia: he trabajado muchos años en mi empresa familiar, Castañer, pero sabía que meterse en una marca totalmente nueva era prácticamente una locura que requiere de la energía de la juventud. Mi marca es muy joven aunque yo no lo sea. Aun así, me empujó la ilusión de pensar si era capaz de hacerlo.

“La esencia de MyBestys está en crear cosas nuevas con materiales que ya existen, dándoles una segunda vida. Yo defiendo que sin contaminar más se pueden hacer cosas muy bonitas.”

Defiendo el Made in Spain, pero te cuesta mucho encontrar artesanos en España que trabajen bien y quieran hacerlo en pocas cantidades. Si estos artesanos se jubilan y vas a una fábrica, te ponen en la cola por las cantidades.
Otra dificultad es encontrar un equipo que te quiera seguir.

Trabajar en España es muy caro, introducir una marca es muy difícil y se necesita mucha ilusión y muchas ganas.

¿Ves la sostenibilidad como una tendencia actual o como el futuro inevitable?

Todo el mundo se pone la sostenibilidad en la boca pero pocas marcas son sostenibles.
Se está introduciendo más despacio de lo que yo desearía, y sería maravilloso que en un futuro las nuevas generaciones realmente lo aprecien.

Comprendo que el fast fashion es muy tentador, porque a lo mejor tienes una cosa muy mona por 30€, y yo con 30€ no tengo ni para empezar… No te salen los números.

Tanto para la sociedad como para el planeta, lo ideal sería que la gente empezara a apreciar la calidad, la fabricación local y que sean piezas únicas. Cuando ves la cantidad de ropa, bolsos y zapatos que se tiran, te das cuenta de que el sistema actual es una locura.

Los jóvenes empiezan a estar más concienciados, pero más que por edad yo te diría que es un tema de educación y de formación porque también hay gente de mi edad que es muy consciente de intentar preservar el planeta para las nuevas generaciones. Hay múltiples maneras de hacerlo y una de ellas es el slow fashion. La moda es de las industrias que más contaminan y MyBestys es un ejemplo de marca amigable con el planeta.

¿Qué consejo darías a los diseñadores que deseen crear productos sostenibles?

Me encantaría que hubiera muchos diseñadores jóvenes que tuvieran una conciencia sostenible, porque te da esperanza en torno al futuro. Cuantas más marcas sostenibles haya, más vamos a conservar el planeta.

Sobre todo lo que les pediría es honestidad, porque es uno de los valores que representa MyBestys. También es imprescindible tener mucha ilusión.

Háblanos de la nueva colección Summer Bestys de este verano.

Los Summer Bestys están hechos con antiguas telas Castañer de los años 50 y con unos adornos de animales de mar de rafia que están hechos a mano por unas señoras indígenas de Colombia. A todas ellas les tengo muchísimo respeto.

A todo el trabajo indígena cada vez se le está dando más importancia porque son culturas que con el tiempo se pierden. Incluso en la Bienal de Venecia de este año lo que se ha hecho es un reconocimiento en todos los países a las culturas indígenas, que hacen un arte ancestral maravilloso. Desde mi modesto punto de vista, también le intento dar valor, y más a las mujeres, que tienen doble carga: la de la familia y la de hacer artesanía.

Desde muy jovencita he tenido mucho interés por el arte. Siempre me ha encantado ir a museos y a galerías de arte. Cuando era joven empecé coleccionando posters y a medida que tuve un poco más de poder adquisitivo iba coleccionando en galerías de Barcelona. Soy una asidua a ferias internacionales y a Bienales. No sé si es mi hobby, mi pasión… No sé cómo definirlo.

“A todo el trabajo indígena cada vez se le está dando más importancia porque son culturas que con el tiempo se pierden. Incluso en la Bienal de Venecia de este año se ha hecho un reconocimiento.”

Me pasan dos cosas con el arte: a veces la pieza me enamora pero también me encanta conocer al artista. Si conozco al artista y veo la pieza, encuentro la comunión y la colecciono. Aun así, la palabra “colección” me parece un poco pretenciosa porque tengo amigos coleccionistas y ellos sí tienen colecciones de arte maravillosas. Lo mío acaba siendo acumulación de arte más que coleccionismo. Soy una apasionada.

Además del arte, ¿qué te inspira?

Siempre he sido muy observadora. Viajar es uno de mis hobbies, y si vas con la mente abierta y los ojos abiertos hay mil cosas que de repente conectas y te das cuenta de que algo te ha inspirado. También me encanta la música: la ópera, la música más moderna… Tengo múltiples intereses.

“Siempre me ha encantado ir a museos y a galerías de arte. Cuando era joven empecé coleccionando posters y a medida que tuve un poco más de poder adquisitivo iba coleccionando y empecé en galerías de Barcelona.”

Soy una persona creativa, pero una cosa es ser creativo y otra es tener una marca. Tienes que conjugar las dos cosas, porque una marca se supone que tiene que ser un negocio. En mi caso es un negocio pequeño y sostenible en sí mismo: como conozco la moda, sé que no se hace a base de invertir, sino que tienes que ir más despacio.

No lo sé, no me la imagino; tendría que hacer una estrategia a 5 años. El día a día me satura bastante.
Si me pongo a soñar, me encantaría que la marca estuviera muy consolidada y que fuera una marca querida presente en muchos lugares.

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