Viajamos al oeste de Austria para descubrir palacios y distintas propiedades de la familia Esterházy en una zona que sorprende por su belleza y estilo de vida.
Rodeada por extensas llanuras verdes, Burgenland se erige como la región más oriental y desconocida de Austria. También como una de las más singulares por su clima, ya que cuenta con más de 300 días de sol al año. Un territorio que esconde auténticas joyas arquitectónicas y una cultura que nos invita a practicar la vida lenta y consciente. Viajamos hasta allí para descubrirlo en una ruta que atraviesa el Palacio Esterházy, el Castillo de Forchtenstein, la granja ecológica Bio-Landgut Esterházy o el Parque Nacional Neusiedler See-Seewinkel.
La región de Burgenland: riqueza cultural y viñedos
En la frontera con Hungría, Eslovenia y Eslovaquia, Burgenland se despliega sobre un territorio de 3.962 km² cuadrados. Si lo pensamos, no es demasiado, y es precisamente esa extensión accesible lo que en parte le confiere singularidad: un lugar que se recorre fácilmente, cómodo y con gente cálida que te hace sentir en un hogar aun estando lejos del tuyo.
Más allá de ese confort, la zona destaca por su riqueza patrimonial, que en gran parte pertenece a la familia Esterházy, propietaria de múltiples edificios y palacios emblemáticos de los que hablaremos más adelante.
Una de las primeras zonas que visitamos en Burgenland fue Eisenstad, la capital. Ubicada a tan solo 60km de Viena, esta pequeña ciudad esconde un encanto especial con edificios y viviendas bajas, un casco antiguo peatonal, pequeñas boutiques y cafeterías íntimas.
El Palacio Esterházy: sede del músico Joseph Haydn
El mayor aliciente de Eisenstad es el Palacio Esterházy, ubicado en el centro de la ciudad. Fue aquí donde Joseph Haydn compuso para el príncipe Esterházy durante casi 30 años, y esa exclusividad y elegancia se mantienen hoy. Su imponente arquitectura destaca con solo llegar.
Construido en el siglo XIII, se convirtió en la residencia de la noble e influyente familia Esterházy. Alberga múltiples salas que nos permiten conocer la dinastía familiar, aunque la más conocida es la Sala Haydn, dedicada a los conciertos de categoría mundial donde el propio Joseph Haydn compuso melodías. Actualmente esa sala sigue impresionando por su acústica y sus frescos barrocos, y en ella se celebran múltiples conciertos y exclusivas fiestas durante el año.
El Palacio Esterházy también acoge varias exposiciones. Una de ellas dedicada a Melinda Esterházy, donde se revive la vida y el legado de esta mujer excepcional que en 1994 creo fundaciones para preservar el legado histórico, cultural y artístico del territorio. La otra exposición es sobre Haydn, y revela nuevas perspectivas sobre su obra combinando objetos históricos con arte contemporáneo.
El Castillo Forchtenstein y su colección de arte barroco de Europa
Aunque sus raíces se extienden al siglo 13, el Castillo Forchtenstein empezó a asociarse a la familia Esterházy a partir de 1620. Acoge una colección de arte antiguo y una Cámara de tesoros que alberga la única colección de arte barroco de Europa que permanece en su emplazamiento original. Allí encontramos una ecléctica variedad de objetos de etnografía, artes y ciencias de todo el mundo, como autómatas y relojes de Augsburgo o flora y fauna disecadas.
Todos los tesoros permanecen clasificados en cinco temáticas, siguiendo el criterio de la antigüedad: exótica, naturalia, científica, memorabilia (memorable) y mirabile (maravillas).
También hay una sala del archivo familiar, con 180 cajones donde la familia guardaba sus documentos más íntimos. En total se calcula que hay unos 8km de archivos. Hasta el 2005 no se podía visitar este espacio.
La granja ecológica Bio-Landgut Esterházy
Con una extensión de 2.200 hectáreas, hasta ahora era únicamente una granja abierta al público donde se celebraban ferias y eventos familiares. Sin embargo, con la recién reapertura del restaurante Zum Gogosch y su nueva tienda agrícola, también se considera un punto de encuentro gastronómico. Un lugar idóneo para reconectar con la naturaleza, dar un paseo y disfrutar de una comida o cena en su restaurante.
Con ingredientes de la propia finca, Zum Gogosch se basa en la agricultura biológica, la caza sostenible y la producción de alta calidad. Algunos de los platos que ofrece son el curry de garbanzos ecológico con arroz y cilantro, la hamburguesa de ternera ecológica con salsa ahumada y verduras a la barbacoa o las especialidades de pescado locales que procedentes de la pesca regional (preferentemente del lago Neusiedl).
La bodega ecológica Weingut Esterházy
Además de la granja ecológica, la familia Esterházy cuenta con una bodega en la localidad de Trausdorf an der Wulka, al sur de Eisenstad. Desde 2019 cultivan sus viñedos de forma ecológica gracias a una poda suave y en colaboración con la empresa Pannatura, dedicada a la conservación de la naturaleza.
Sus viñedos se extienden a lo largo de seis comunidades vitivinícolas distintas: Grosshöflein, Sankt Georgen, Rust, Sankt Margarethen, Eisenstadt y Oslip. Esto da como resultado una amplia variedad de suelos y microclimas. Así nos lo explicaron durante la visita guiada por la bodega, donde también pudimos disfrutar de una cata de vinos.
El Parque Nacional Neusiedler See-Seewinkel, Patrimonio de la UNESCO
Es el lago estepario más grande de la Europa Central, y con solo llegar se tiene esa sensación: la de estar en un lugar inmenso y a la vez perfectamente cuidado. Un tesoro de la naturaleza ubicado entre Austria y Hungría que cuenta con 300 km² de territorio y que fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En él encontramos la flora y la fauna propias de las zonas alpinas, asiáticas y mediterráneas, como las vacas grises o los asnos blancos, además de 340 especies de aves que se pueden avistar desde varios puntos estratégicos.
Alrededor del lago hay amplias playas en las que bañarse, acogedoras tabernas tradicionales y pintorescas plazas que hacen de este entorno un lugar idóneo para desconectar y pasar tiempo libre en la naturaleza.
___
En definitiva, Burgenland es un destino idóneo para hacer una relajante escapada de fin de semana. Más allá de los lugares seleccionados, recomendamos alojarse en el Hotel Galántha (ubicado en Eisenstad) y comer en el restaurante del hotel o bien en Henrici.