Proponemos una ruta que se puede hacer cómodamente en 6 días para conocer el sur, donde es posible avistar ballenas, disfrutar de baños en aguas geotermales, entender cómo se forman los volcanes o mojarse por la fuerza de impresionantes cascadas.
Parece increíble que una isla pueda tener un interior incandescente mientras que en la superficie podemos estar pisando hielo. Pero Islandia es así, una tierra de contrastes, de naturaleza salvaje y paisajes extremos. Podemos pasar de ir en manga corta por la mañana, a tener que ponernos el chubasquero a medio día por un chaparrón inesperado y acabar la tarde caminando por un glaciar. Y es que precisamente son estos cambios de escenario -estos extremos- los que hacen Islandia lo que es, una isla fascinante dominada por la naturaleza pero a la que sus habitantes han sabido sacarle partido. Prueba de ello es que más de una cuarta parte de la electricidad del país se produce con energía geotermal.
El territorio de Islandia es uno de los geológicamente más activos del planeta, ya que se extiende a ambos lados de la dorsal meso atlántica (una grieta entre las placas continentales) y se encuentra sobre un punto de acceso volcánico. Esta combinación de factores ha llevado a un pronunciado vulcanismo y actividad geotérmica que son ideales para producir energía de forma limpia.
Reykjavik, la capital
El centro de la ciudad de Reykjavik se puede recorrer fácilmente a pie. Vale la pena visitar la iglesia Hallgrimskirkja ubicada en un imponente edificio de cemento que recuerda a las columnas de basalto de la playa negra de Vik; el Harpa, un original auditorio frente al mar con centenares de paneles que reflejan la luz en tonos azules o pasear por Laugavegur, la arteria comercial más antigua y que cuenta con tramos pintados en el suelo que harán las delicias de los peques: un paso de cebra gigante o una charranca con 100 casillas. No hay que olvidarse de hacer una parada para comer un delicioso perrito caliente en Bæjarins Beztu Pylsur un puesto callejero que ganó fama desde que en 2004 Bill Clinton se comió un perrito a pesar de estar a dieta.
Un poco alejado del centro encontramos el museo Perlan ubicado en un edificio futurista que consta de una enorme cúpula de cristal que descansa sobre seis tanques (cada uno de ellos puede contener alrededor de 4 millones de litros de agua geotérmica). La “perla” está formada por una estructura de acero con un marco hueco por dentro, y es el sistema de calefacción del Perlan. En los días fríos de invierno, el agua caliente fluye a través del marco de acero, mientras que en verano pasa agua fría.
Además del edificio en sí, el Perlan es digno de ser visitado por varias razones, entre las que destaca la primera cueva de hielo en interior del mundo, de 100 metros de largo y construida con más de 350 toneladas de nieve o su espectacular azotea circular desde la que se obtiene una maravillosa panorámica de 360 grados. También hay otros reclamos, como el planetario que muestra auroras boreales y la reproducción a escala real de Látrabjarg, uno de los acantilados de aves marinas más grandes de Europa.
Desde el antiguo puerto de Reykjavik salen a diario barcos para hacer avistamientos de ballenas. En las excursiones, que suelen durar entre dos y tres horas, es posible observar distintos tipos de ballenas, aunque las más habituales son las jorobadas, así como delfines y marsopas. Los biólogos marinos a bordo son los que nos van indicando en qué dirección hay que fijar la vista para no perdernos nada y, mientras esperamos, nos deleitan contándonos curiosidades sobre los mamíferos marinos.
El círculo dorado, la esencia de Islandia en un día
Partiendo desde Reykjavik, nuestra primera parada es el cráter Kerid. Aunque originalmente se pensó que se había formado por una gran erupción, los estudios más recientes confirman que se trataba de un volcán cónico que erupcionó y vació toda la reserva de magma, de forma que el cono colapsó sobre sí mismo. El agua que se ve en su interior está al mismo nivel que el mar y no proviene de la lluvia.
Podemos rodear el cráter a pie y después bajar hasta el agua para hacernos a la idea del tamaño del volcán. Nuestra ruta continúa en dirección a los baños geotermales de Laugarvatn Fontana, aproximadamente a medio camino del Círculo Dorado. Se trata de un lugar donde visitantes y locales van a experimentar la auténtica naturaleza islandesa mientras se relajan en las cálidas piscinas geotermales y baños de vapor naturales. Fontana está ubicada junto a un hermoso lago, Laugarvatn, en el que también se puede nadar (en verano suele estar a una temperatura de 15ºC). Aquí, la gente todavía hornea el pan de centeno en la arena caliente junto al lago, donde se capturan y ahúman truchas en una granja cercana. Tanto el pan como las truchas se pueden probar en el restaurante del spa.
La mayoría de las verduras de Islandia se cultivan en invernaderos con calefacción geotérmica. Uno de los mayores productores de tomates de la isla -2 toneladas al día durante todo el año- es Fridheimar. Además de poder visitar sus invernaderos merece la pena acercarse hasta allí porque se puede comer en su restaurante -situado precisamente dentro de un invernadero-.
Las mesas están dispuestas entre tomateras y tiene como curiosidad añadida que todos los platos de la carta contienen tomate como ingrediente principal: sopa, brochetas, pasta, cerveza, cócteles e incluso pastel y helado. Además, si se visita en días fríos, el calor del invernadero es una buena forma de entrar en calor antes de proseguir con la ruta. Los propietarios además crían caballos islandeses, una raza única en el mundo y que podemos avistar en varios puntos desde la carretera de circunvalación (la que seguimos para el círculo dorado).
Nuestra siguiente parada es el área geotérmica de Geysir, donde se encuentra el Gran Geysir, el que dio nombre a este tipo de fenómeno natural, sin embargo hace años que dejó de estar activo (los turistas lanzaron tantas piedras que bloquearon la entrada). Por suerte, alejado tan solo unos pasos nos encontramos con el Geysir Strokkur que afortunadamente sigue en funcionamiento. No es tan espectacular como el gran Geysir, pero aun así impresiona ver cómo el agua caliente sale propulsada a intervalos más o menos regulares de entre 8 y 10 minutos hasta una altura de 30 metros.
A tan solo 10 km de allí también se puede sentir, incluso con más intensidad, la fuerza del agua. La cascada Gulfoss es una de las más llamativas y sorprendentes de Islandia gracias a su cascada doble de 32 metros de altura y a una anchura de 20 metros. Gullfoss es famosa no solo por su impresionante potencia, sino también por los arcoíris que se forman en su vapor en los días soleados, un elemento más que sumar a una vista ya de por sí increíble.
La ruta puede terminar en el parque Thingvellir, el único sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO en el territorio continental de Islandia. El parque se encuentra en un valle de fallas causado por la separación de dos placas tectónicas -la norteamericana y la euroasiática-, con acantilados rocosos y fisuras como la enorme falla de Almannagjá.
Costa Sur, cascadas, playas negras y volcanes
Para tener una idea de cómo se formó Islandia hace millones de años, de su actividad volcánica y sus terremotos, es recomendable visitar el Lava Center -en Vik-, una exposición educativa interactiva de alta tecnología que explica de forma sencilla e interesante porqué Islandia es como es. A simple vista, desde el mismo centro, se pueden ver los volcanes que siguen activos. Y para experimentar de cerca una erupción volcánica -pero sin los riesgos que ello conlleva-, el Lava Show (también en Vik) es un espectáculo único en el mundo que sobrecalienta lava real y la vierte en una sala de exposición llena de espectadores.
Cerca de Vik, ya en la costa, encontramos Reynisfjara, la que es la playa negra de Islandia, con su distintiva arena oscura formada por basalto -un mineral creado a partir del enfriamiento rápido de la lava- . Las enorme pared con columnas de basalto a un lado, las olas chocando con fuerza en la orilla y el viento que suele azotar esta zona la convierten en un paisaje de otro mundo. De hecho, las formaciones rocosas de basalto tienen una forma tan especial, que han sido escenario de algunos episodios de Juego de tronos.
Otro lugar curioso es la cascada de Seljalandsfoss, la cual se puede rodear completamente, ya que detrás de la cortina de agua de 60 metros se ha formado una amplia caverna. Tenemos que ir bien preparados con chubasqueros y zapatos con buen agarre, porque quedaremos empapados.
Donde también nos mojaremos, si nos acercamos demasiado, es en la cascada Skógafoss, ubicada en el río Skógá. Claramente visible desde la carretera es una de las más grandes de Islandia, con un ancho de 25 metros y una caída de 60 metros. Skógafoss también puede verse desde arriba, ya que una empinada y larguísima escalera conduce a una plataforma de observación, aunque tenemos que estar preparados ya que la subida equivale a unos 20 pisos de altura.
Península de Reykjanes
Para acabar el viaje, una buena idea es acercarse hasta Krýsuvík, un impresionante paisaje de fenómenos geotérmicos, lleno de aguas termales, piscinas de lodo hirviendo, respiraderos de vapor y los vibrantes rojos, amarillos y verdes del terreno rico en minerales. Situados en medio de la fisura de la cordillera del Atlántico Medio (al sur de Reykjanes) las principales secciones geotérmicas en Krysuvik son Seltun, Hverahvammur y Hverahlid. Aquí las columnas de vapor se elevan hacia el cielo y las piscinas de lodo burbujeante crean una sinfonía rítmica y con un olor muy característico.
A pocos kilómetros de distancia se encuentran dos de los lagos más impresionantes de Islandia: Graenavatn y Kleifarvatn, restos de cráteres de explosión que se formaron durante las erupciones volcánicas. El lago Graenavatn es como un enorme espejo que refleja el cielo, rodeado de un paisaje de arena negra que parece sacado de una película de ciencia ficción. Aquí se respira paz y se experimenta una comunión con la naturaleza como en pocos sitios.
No se puede volver de Islandia sin haberse dado un baño en el Blue Lagoon, uno de los spas geotermales más afamados del país y considerado una de las 25 maravillas del mundo. Está situado en un campo de lava, frente al Mount Þorbjörn, y el agua es suministrada por la cercana central geotérmica Svartsengi. El color blanquecino del agua se debe a que en su composición hay una gran cantidad de sílice, además de algas y agua de mar. Esto unido a que la piscina siempre está rodeada de vapor (el agua está a unos 38ºC) le confiere un aspecto misterioso único.
En el spa pueden bañarse niños a partir de los 2 años (la entrada es gratis hasta los 11 años) y las propiedades del agua son ideales para problemas de la piel. Más allá de sus propiedades medicinales, el Blue Lagoon es un magnífico lugar para desconectar, relajarse y disfrutar del paisaje.
Cómo llegar:
Icelandair ofrece vuelos directos desde Madrid, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife Sur al aeropuerto internacional de Reykjavik y, como novedad, entre abril y octubre de 2023 también operará vuelos directos desde Barcelona.
Dónde dormir:
Icelandair dispone de hoteles en varios puntos de la isla, de diseño nórdico y muy confortables. El Reykjavik Natura tiene vistas sobre el museo Perlan, está muy cerca de la playa geotermal, dispone de spa, aparcamiento gratuito y es family-friendly.